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SOBRE EL ALCOHOL Y OTRAS DROGAS EN DRÁCULA
DE BRAM STOKER Y EYES WIDE SHUT

 

El alcohol, junto con otras drogas siempre ha sido interpretado y representado como medio transgresor de límites tanto en un sentido místico como desinhibidor o liberador del instinto, desde las Ménades pasando por la Eucaristía y hasta las fiestas de las noches de los sábados. Allí donde surge tal definición resuena siempre una música de fondo con tintes morales que advierte del peligro de las drogas. Sin embargo en la historia de la humanidad el alcohol no ha sido más prohibido que cualquier otro estupefaciente. Porque la transgresión del límite, ya sea en un sentido místico o como mirada hacia los propios abismos, presentada siempre como un peligro, se dibuja en contraposición a las mentiras de la cultura moderna, en la que la vida es como una suma que a todos nos debe salir más o menos bien. Como punto final del viaje así desencadenado se halla naturalmente la desesperación y la muerte. En dos grandes películas de los años noventa se demuestra que ese miedo a la capacidad de destrucción interior del ser humano siempre encuentra con éxito su clave simbólica: el Drácula de Bram Stoker de Coppola, ambientada a comienzos de siglo y Eyes Wide Shut de Stanley Kubrick, al final del mismo.

En ambos films, el alcohol actúa directamente como estimulante iniciático que de inmediato abre las puertas del delirio homicida, la necrofilia y la muerte.

En Drácula, Mina se encuentra por la noche con los muertos vivientes en un café. La escena comienza con un primer plano sobre un vaso lleno de absenta. A continuación resuena la voz en off de Drácula: "La absenta es el afrodisíaco del alma. El hada verde que vive en la absenta quiere arrebatarte el alma". Afrodisíaco, rapto del alma: Absenta, alcohol son elementos necesarios para el acto de seducción de Drácula. Tras el consumo de esta bebida Mina suelta su cabellera por primera vez y se imagina a sí misma en la euforia preparada como una princesa. De repente, concede al vampiro un beso y un baile. El resto es conocido: ambos consuman juntos la fiesta de la sangre y al final el brillo sexual de la otrora victoriana Mina cobra una intensidad tal que termina por superar incluso a Lucy, su amiga libertina.

Paralelamente a esta metamorfosis ocasionada por el consumo de absenta, se desarrolla el rapto del alma, su pérdida: a Mina le crecen los colmillos y ya pertenece a los muertos vivientes. La absenta, el LSD de la época victoriana según Coppola conduce directamente a la sangre como estupefaciente de la muerte; convierte a Mina en una bestia sexual asocial que provoca un pánico atroz entre los hombres de su entorno. Es Van Helsing quien la estigmatiza con el símbolo de la cruz que desaparece cuando logra una privación espontánea tras la muerte de Drácula. La excitación provocada por las drogas concluye en primer lugar con la muerte del traficante, que debe continuar sólo su camino. A Mina le espera finalmente el "desencanto" junto a su marido Harker.

Una estructura similar es presentada en Eyes Wide Shut: desde el comienzo del film, la pareja formada por Alice y William Harford parece estar construída sobre una consonancia emocional. Pero tras el consumo de alcohol en una fiesta, la vida de ambos toma un rumbo anodino. En un primer momento, no se trasluce ningún atisbo de violencia en la risa ahogada de la alegre Alice bailando. Sólo cuando después del efecto del alcohol experimenta la intensidad del porro estallará narrando ante su marido sin pudor alguno sus fantasías sexuales con un desconocido. Tras la repentina confrontación y en medio de la tormenta emocional William se lanza a la calle en medio de la noche en busca de una erótica sin vínculos, es decir, sin dolor espiritual. En esta búsqueda se encuentra en primer lugar con la prostitución, a continuación es invitado a una orgía que parece ser una mezcla anónima entre sadismo y satanismo, y termina su viaje en un depósito de cadáveres, impávido ante el cuerpo desnudo de una mujer muerta, donde finalmente se halla el colmo de esa erótica indolora y aséptica en los afectos, la necrofilia. Y en este momento William decide hacer uso del freno de seguridad. La terrible confrontación con la esfera del deseo de su mujer, originada por la ingesta de varias drogas, le ha conducido hasta la frontera de la muerte, hasta una persona "cuyos ojos hace tiempo que se cerraron". Está en el mismo punto que la Mina de Drácula, y ahí permanece.

Por último, el matrimonio Harford vuelve a encontrarse en unos grandes almacenes. Ambos se prometen más sexo en un futuro con el departamento de juguetes al fondo, en el que los animales de rapiña (símbolo del deseo) se disponen como obedientes muñecos de trapo sobre un estante. Una suave ironía sobre la racionalidad de la resolución de conflictos se deja entrever en la película de Coppola, donde no obstante, la superación de la dinámica de deseo que pone en marcha el mecanismo del alcohol no es más satisfactoria.

Fuera del cine, el alcohol a menudo cumple la función contraria a la mostrada en ambos filmes: no es desenfreno sino calma, el adormecimiento del tormento del alma. Aquel que conozca los cuentos de Charles Bukowski, en los que bebe para evadirse de la angustia de la existencia a través del sueño, sabrá a qué me refiero.


"Die grüne Fee und der Tod" Über Alkohol und andere Drogen in BRAM STOKER’S DRACULA und EYES WIDE SHUT.

Autor: Harald Harzheim

Publicación: Nachtblende FilmZeitschrift.Nº 19 Frühjahr 2002.10.Jahrgang

Traducción del alemán: Esmeralda Barriendos


 

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