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RECUERDOS DE
VICTOR SJÖSTRÖM

 

No, no puedo escribir un discurso en memoria de Victor Sjöström. Supongo que sonreiría con la mayor de las ironías si me viese hacer un discurso así.

En su lugar, sencillamente compartiré algunas breves impresiones, algunas notas emborronadas de mi cuaderno de rodaje de Fresas Salvajes. Aunque son notas muy íntimas trazadas por mi lápiz, para mí son como grabados y tienen vida propia.

Todo el equipo y yo mismo, durante aquel rodaje, fuimos testigos de la lucha de una terrible voluntad contra la fuerza de la nada; a cada instante, la lucha se tornaba en rabia, las victorias y las derrotas se sucedían una tras otra.

Pero cuando la película fue terminada y el artista abandonó la estricta disciplina de trabajo como muralla protectora, el enemigo tomó una revancha despiadada y lo sumió en un sufrimiento sin nombre. Su alma intentaba en vano oponerse a la amenaza del enfriamiento, de la extinción. Los muros de la prisión del aislamiento que había elegido se espesaron progresivamente... Fue la presa de una tortura cruel que finalmente le concedió la libertad.

Leo algunas líneas de mi diario: "No puedo evitar pensar que este anciano es un niño, que al ser castigado sin padres, hermanas y hermanos desde su nacimiento, hubiera envejecido de un modo algo extraño; un niño en constante búsqueda de una seguridad que le fue negada sistemáticamente.

Esta es la razón por la que rechaza casi sistemáticamente cualquier muestra de afecto que no sea sincera. Detesta que la gente despliegue sus dedos blandos y pegajosos para abrazarle, y escupe sobre toda simpatía mitigada o interesada. A pesar de ello...

La desesperanzadora dualidad de su espíritu no logra ocultar su dolor. Ante su entorno, muestra su llaga siempre abierta, siempre infectada.

La muerte de su mujer...

Sin respiro, repite las acusaciones contra un Dios injusto que apartó la única realidad reconfortante que había tenido, y lo lanzó al exilio sobre la tierra devastada.

Su mirada intenta siempre filtrarse en las tinieblas. Siempre intenta atrapar el ruido de una respuesta a su pregunta aterrorizada y a sus desesperadas plegarias. Pero el silencio es total"

Otra página de mi diario: " No dejo de estudiar incesantemente, con una curiosidad desvergonzada, ese poderoso rostro. A veces es como un grito de dolor mudo, a veces aparece deformado por una crueldad desafiante y por un refunfuño senil, a veces se diluye en una queja sobre sí mismo y en efusiones extrañamente sentimentales.

Pero hay otros momentos que no olvidaré jamás. De repente, puede girarse hacia nosotros con una sonrisa, un gesto de ternura espontánea, expresando con su voz una bondad sutil. En esos momentos, no es difícil quererle, ni acudir a su encuentro simplemente, con una armonía soleada."

Una tercera anotación de mi diario: "Rodamos las últimas escenas adicionales de Fresas Salvajes, los últimos primeros planos de Isak Borg cuando éste va ganando claridad y reconciliación. Su rostro brillaba iluminado por una luz secreta, como si se reflejase desde otra realidad. De repente, sus rasgos se tornaron dulces, incluso blandos. Su mirada abierta, sonriente, tierna.

Fue como un milagro.

A continuación, completa inmovilidad, la paz y la claridad del alma. Nunca he vuelto a encontrar un rostro tan noble y tan libre.

Sin embargo, no era nada más que un actor interpretando dentro de un estudio sucio. Y sólo podía ser el trabajo de un actor. Este ser excesivamente tímido nunca hubiera mostrado a los otros ese tesoro de pureza de sentimientos, profundamente escondido, si no hubiera sido un juego, una simulación..."

Ante ese rostro, recordé las réplicas finales del último drama de Strindberg, "Stora landsvägen" (La gran carretera) recordé la oración dirigida a un Dios en alguna parte de las sombras:

Bendíceme, Oh tú, humanidad

doliente, padeciendo tu don de vida

A mí el primero, que he sufrido tanto

He sufrido ante todo por no haber sido lo que

hubiera querido ser.


Autor: Ingmar Bergman (El 20 de febrero de 1960 Bergman pronunció un discurso ante la Academia Sueca de Cine. Este homenaje a Victor Sjöström es una traducción abreviada de ese discurso (texto publicado en Sight and Sound, volumen 20, primavera 1960 y traducido del inglés por Christian Viviani) www.bfi.org.uk/sightandsound

Publicación: Revista Positif. Nº 505 Marzo 2003

Traducción del francés: Esmeralda Barriendos

Edición: Éditions Jean-Michel Place

www.jmplace.com


 

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