| películas | crónica | festivales | premios | textos |

BRIGHT FUTURE (AKARUI MIRAJ)
DE KIYOSHI KUROSAWA

 

"Siempre tengo sueños cuando duermo, sueños sobre el futuro, donde el futuro siempre brilla. Por eso siempre me ha gustado dormir". Presentada en el pasado Festival de Cine de Cannes, así comienza Bright Future (Futuro Brillante) de Kiyoshi Kurosawa, oscuro y apasionante relato sobre dos jóvenes que viven en Tokio, empleados de una lavandería industrial. El propietario de la empresa en la que trabajan les solicita un favor personal, y es este hecho casi fortuito el que desencadena toda la trama que subyace bajo el irónico titulo del film.

Por un lado la descripción de una rutina emocionalmente contenida al comienzo de la película, es premonitoria de la peligrosa realidad de ese brillante futuro que da nombre a la película; futuro de cariz abstracto, de una materialidad tristemente inerte, donde la perspectiva no existe porque el futuro se construye inmediato sobre los tramos en obras del presente; Todo cambio sobre el recorrido existencial de los protagonistas carece de horizonte anhelable, dado que los plazos de ejecución y conclusión del deseo están determinados por la indolencia crítica en la que ambos se hallan sumidos.

Así, la injerencia del amistoso jefe en sus vidas, desencadena la tragedia; la dualidad realidad-sueño que late en un solo movimiento durante la primera parte del film, es brutalmente rasgada.

Desde ese mismo momento, el sueño de futuro, se concreta y se inserta en el único espacio posible, la realidad, dotando al film de un carácter maravillosamente poético: Yuji (Joe Odajiri) continua la tarea de Mamoru (Tadanobu Asano) en su deseo por adaptar una especie de medusa al agua fría. Las imágenes de los ríos de Tokio iluminados por el resplandor de estos mortíferos animales, enigmática metáfora del deseo de Mamoru, recuerda vivamente a la filmografía de Imamura. La medusa cambia de hábitat, contrariamente a su naturaleza, -como profetiza Mamoru al comienzo del film-, al igual que cambia la naturaleza de Yuji, incapaz hasta ese momento de reaccionar ante la disyunción de esos conjuntos íntimos conformados por sueño y vigilia.

A continuación, la realidad de Yuji confluye hacia el encuentro con el padre de Mamoru; la trama del film describe entonces minuciosamente la intensidad de este vínculo. El padre adopta a este nuevo hijo, incluso rozando la literalidad, como si de una segunda oportunidad se tratase; para el protagonista, Yuji, su relación con él le permite "reaccionar" contra su propia naturaleza, magníficamente descrito en la secuencia del asalto a la oficina. Se trata de una respuesta violenta y desordenada, pero una trasgresión a pesar de todo plenamente justificada en la descripción del perfil psicológico de Yuji. Sin embargo, al igual que las medusas, que finalmente regresarán a la mar, Yuji encontrará la calma en la casa del padre ficticio.

"Eso fue todo... Como flores de nieve... Pompas de jabón... El mundo ha llegado a su fin... Y el futuro brilla"


Esmeralda Barriendos

Agradecimientos: The Times 47th London Film Festival

Sitio web: www.lff.org.uk


 

ZINEMA.COM