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Sunshine

Año 1999
País Alemania-Austria-Canadá-Hungría
Estreno 12-01-2001
Género Drama
Duración 180 m.
ZINEMA.COM T. original Sunshine
  Dirección István Szabó
  Intérpretes Ralph Fiennes (Ignatz Sonnenschein/Adam Sors/Ivan Sors)
  Rosemary Harris (Valerie Sors)
  Rachel Weisz (Greta)
  Jennifer Ehle (Valerie Sonnenschein)
  Molly Parker (Hannah Wippler)
   Guión István Szabó
     Israel Horovitz
Fotografía Lajos Koltai
Música Maurice Jarre
Montaje Michel Arcand
  Dominique Fortin
Sinopsis
Recorrido por la historia política y social de Hungría a lo largo del último siglo. Dividida en tres partes, la película está protagonizada por Ralph Fiennes que interpreta a tres personajes de la misma familia, un abogado judío a principios de siglo, un esgrimista olímpico durante el nacimiento del fascismo en 1930 y un activista político con la llegada del comunismo en 1950.
    
Referencias
Apuntes
Las referencias cinematográficas de la historia de Hungría son muy escasas, a excepción de aquellas desconocidas producciones autóctonas que hayan podido abordar la cuestión más o menos condicionadas por el régimen político de cada momento. Y es que Sunshine es, ante todo, una lección de historia. El estilo grandilocuente con el que el realizador István Szabó afronta sus producciones, resulta muy apropiado para una película de estas características. En ella ha tratado de compendiar el devenir histórico de su país a lo largo del último siglo y, como suele ser habitual en estos casos, ha elegido como soporte argumental la historia de una saga familiar que sufre y padece en función de las circunstancias históricas por las que atraviesa su país.

La televisión suele ser, y de hecho lo ha sido, el medio ideal para este tipo de producciones ya que precisan de bastante tiempo para ser narradas y gracias a la pequeña pantalla pueden ser distribuidas en capítulos. En el caso de Sunshine, con cerca de tres horas de duración, su estructura parece estar pensada para este medio. No en vano, la utilización de primeros planos resulta tan excesiva como claramente calculada para su pase televisivo. Por otro lado, la apariencia de gran superproducción queda limitada a unos cuantos escenarios recurrentes y el empleo de noticiarios de la época, en los que se integran bastante deficientemente escenas en las que intervienen los diferentes protagonistas, implica generalmente un importante abaratamiento de costos.

La historia de la familia Sonnenschein parece guardar connotaciones autobiográficas con la del director István Szabó quien, además, es el principal artífice del guión. En cualquier caso, no cabe duda de que evidencia su posicionamiento socio-político respecto al pasado y al presente de Hungría. El relato familiar se inicia a finales del siglo XIX y abarca la práctica totalidad del XX. Una familia que no sólo está íntimamente ligada a la historia de Hungría sino fatalmente condicionada por la misma. Las tres generaciones que protagonizan la película y que la estructuran en tres partes perfectamente diferenciadas son víctimas de acontecimientos paralelos. Al igual que lo que sucede con el país, víctima de los continuos cambios de gobierno, por la familia Sonnenschein discurren las generaciones sin que nada permanezca aunque tampoco nada se modifique substancialmente. Si la primera generación tiene que renunciar a su nombre por ser judíos, la segunda tendrá que renunciar a su propia religión, mientras que la tercera recupera lo que ha perdido en un intento de ofrecer una esperanza de futuro para el país.

Ralph Fiennes interpreta a tres personajes en cada una de las tres generaciones. Una actuación plana y poco rica en matices que, aunque pudiera interpretarse como un defecto, expresa perfectamente la idea de que resulta exactamente igual el color del gobierno que ocupe el poder de un país ya que tarde o temprano todos acaban incurriendo en los mismos errores. Tan sólo un personaje, el de Valerie, es coherente en sus planteamientos a lo largo de su vida y se convierte en el principal vínculo intergeneracional. Tal vez sea esa la razón por la que los personajes interpretados por Fiennes, estrechamente relacionados con Valerie al ser en momentos diferentes marido, hijo y nieto, evolucionan a lo largo de la historia como un único personaje hasta confluir con la forma de pensar de Valerie. Un pensamiento que posiblemente coincida con el del propio director quien, a pesar de los acontecimientos pasados, mira hacia el futuro despojado completamente de sus pertenencias pasadas.

N.A.