| películas | crónica | festivales | premios | textos |
  

  

El hotel del millón de dólares

Año 1999
País USA-Alemania
Estreno 28-04-2000
Género Drama
Duración 122 m.
ZINEMA.COM T. original The million dollar hotel
  Dirección Wim Wenders
   Intérpretes Jeremy Davies (Tom Tom)
  Milla Jovovich (Eloise)
  Mel Gibson (Skinner)
  Peter Stormare (Dixie)
  Jimmy Smits (Gerónimo)
   Guión Nicholas Klein
Fotografía Phedon Papamichael
Música John Hassell
Bono
Daniel Lanois
Brian Eno
Montaje Tatiana S. Riegel
Sinopsis
Izzy, el hijo de un magnate de la comunicación, es uno de los singulares habitantes de The million dollar Hotel situado en Los Ángeles. Un día aparece muerto y el caso le es encargado al agente Skinner, del FBI, quien pone bajo sospecha a cualquiera de los inquilinos del Hotel, pero especialmente al infantil Tom Tom y a su novia, la prostituta Eloise.
    
Referencias
  • Está dirigida por el alemán Wim Wenders (Paris, Texas, El cielo sobre Berlín o, más recientemente, El final de la violencia y el documental Buena Vista Social Club).
     
  • La idea de la película es del cantante irlandés del grupo U2, Bono, y se inspira en un decadente hotel de Los Ángeles, construido en 1917, en el que rodó el vídeo de la canción Where the streets have no name. Este vídeo transcurre en la azotea desde la que cae el joven Izzy.
     
  • Bono ha colaborado en la música de las películas de Wenders Hasta el fin del mundo, Tan lejos, tan cerca o El final de la violencia.
     
  • Está protagonizada por Mel Gibson (Arma letal 4, Payback) y Milla Jovovich, quien no hace mucho ha protagonizado Juana de Arco y que interpreta una de las canciones de la película.
     
  • También intervienen Jeremy Davies (Salvar al soldado Ryan, Ravenous), la veterana Gloria Stuart (Titanic), Julian Sands o Tim Roth (La leyenda del pianista en el océano).
     
  • Inauguró el Festival de Cine de Berlín 2000 donde consiguió un Oso de Plata.
Crítica
El proceso degenerativo que esta padeciendo la filmografía de Wim Wenders avanza un paso más con El hotel del millón de dólares. La admiración del director alemán por Estados Unidos le conduce a realizar pretenciosas películas con las que intenta demostrar que puede ofrecer un punto de vista de Norteamérica diferente, europeo, de calidad y original que los directores autóctonos, por dicha condición, no son capaces de llevar a buen término. La escena aérea sobre la ciudad de Los Ángeles con la que comienza la película lo expresa de forma evidente. La llegada a la terraza del Hotel del millón de dólares se produce desde el aire, un adentramiento desde la distancia que se corresponde con la mirada del director. Es ahí donde se inicia y concluye la película y donde se desarrollan las escenas más interesantes de la película, fundamentalmente por la plástica del lugar.

La galería de personajes que se hospedan en el hotel, y que se interrelacionan conformando una historia bastante convencional, son el principal rasgo distintivo de la película. Se trata de unos seres desarraigados, inadaptados sociales cuyas personalidades son llevadas al extremo. La forma en la que está descritos resulta tan exagerada y poco verosímil que puede provocar irritación en el espectador aunque, por otro lado, es bastante probable que Wenders haya trasladado a la pantalla referencias no demasiado apartadas de la realidad en un intento por ofrecer un retrato de la norteamericana contemporánea de una originalidad radical (hay que recordar que es habitual escuchar en Los Ángeles que la cantidad de homeless -sin hogar- que pueblan sus calles surgieron cuando el Estado decidió erradicar las ayudas institucionales a los sanatorios mentales).

En cualquier caso, estos personajes límite son presentados por Wenders en un entorno ideal, el Hotel del millón de dólares, en el que parecen haber encontrado el refugio perfecto. Conforman una comunidad anárquica que ha conseguido alcanzar un grado de convivencia normalizado. Tan sólo la muerte del joven hijo de un magnate alterará su autoregulada cotidianeidad, ya que ello provoca la llegada de un detective que comienza a indagar en sus vidas. De esta forma, el detective, sorprendentemente interpretado por un correcto Mel Gibson, y los jóvenes Tom Tom y Eloise, a cual más controladamente histriónico, unen sus vidas junto al resto de peculiares personajes que habitan en el Hotel. La investigación de que son objeto carece del más mínimo interés y es el soporte que Wenders emplea para divertirse con ellos. El conjunto, obviamente, se resiente de forma considerable ya que no consigue resultar estimulante sino, más bien bufonesco, aunque, quien quiera consolarse, muy bien se podría establecer un paralelismo con la serie de los Disparates de Goya.

N.A.