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American beauty

Año 1999
País USA
Estreno 04-02-2000
Género Drama
Duración 120 m.
ZINEMA.COM T. original American beauty
  Dirección Sam Mendes
  Intérpretes Kevin Spacey (Lester Burnham)
  Annette Bening (Caroline Burnham)
  Thora Birch (Jane Burnham)
   Wes Bentley (Ricky Fitts)
   Mena Suvari (Angela Hayes)
   Peter Gallagher (Buddy Kane)
   Guión Alan Ball
Fotografía Conrad L. Hall
Música Thomas Newman
Montaje Tariq Anwar
Christopher Greenbury
Sinopsis
Lester Burnham tiene un "serio problema": una mujer inteligente, atractiva y elegante, una hija estupenda; una casa preciosa con un maravilloso jardín; un fabuloso coche de varios miles de dólares; un trabajo estable, con un sueldo realmente bueno. En definitiva, vive "como tiene que ser". Pero a sus cuarenta y tantos años, Lester no puede sustraerse a ciertas cosas: unos vecinos más que extraños, la atracción que ejerce sobre él una amiga de su hija. Y en un intento por revolucionar su vida, desencadenará una reacción en cadena que afectará a todos los que viven a su alrededor.
    
Referencias
  • Debut del director teatral Sam Mendes, autor para la escena del remake de Cabaret (1998) y de la polémica The blue room, protagonizada por Nicole Kidman.
     
  • La película ha conseguido tres Globos de Oro (mejor película dramática, mejor guión y mejor director).
     
  • Está producida por Dreamworks, de Steven Spielberg, quien quedó encantado con el guión de Alan Ball.
     
  • Sus protagonistas son Kevin Spacey (Medianoche en el jardín del bien y del mal), Annette Benning, mujer de Warren Beaty a la que recientemente se ha podido ver en Dentro de mis sueños y las adolescentes promesas Thora Birch (Peligro inminente), Mena Suvari (American pie) y Wes Bentley (White river kid).
     
  • Del montaje final se han suprimido escenas como una que comenzaba con Kevin Spacey descendiendo del cielo en bata y la detención final de uno de los personajes.
Crítica

Una de las producciones que más posibilidades tiene de convertirse dentro de poco en la película del año es American Beauty. Ganadora recientemente de tres Globos de oro, parte como firme candidata para ser la producción que más estatuillas consiga en la próxima edición de los Oscar gracias a una fuerte campaña publicitaria, el favor generalizado de la crítica y al respaldo de Steven Spielberg a través de su productora DreamWorks. Dirigida por Sam Mendes, la película es una introversión en torno al sueño americano con la pretensión de desmitificarlo, aunque permeabilizando un pequeño resquicio para la esperanza.

Está protagonizada por un impresionante Kevin Spacey que encarna a un hombre de clase media recientemente fallecido y que se dispone a narrar la historia del último año de su vida desde el más allá. Un hombre que ha alcanzado cierta estabilidad en su vida sustentada en unos frágiles pilares que no tardarán en desmoronarse. Está casado con una agente inmobiliaria, interpretada por una portentosa Annette Benning, con la que forma una pareja sumida en el aburrimiento, y tiene una hija que le odia y que atraviesa por un difícil momento de su vida.

Los tres miembros de la familia proyectan sus ideales, consciente o inconscientemente, en otros tres personajes que, al menos aparentemente, han conseguido aproximarse al sueño americano. Esta interesante dicotomía a tres bandas es uno de las principales aportaciones de la película. Por un lado, la madre sueña con ser la mejor vendedora del sector inmobiliario, al igual que Buddy King que lidera el mercado y con el que acabará manteniendo un romance. La joven Jane envidia sin saberlo a su amiga, una hermosa adolescente que, según confiesa, consigue todo aquello que se propone con sus compañeros. Y finalmente, el padre recupera, gracias a su joven vecino, el espíritu de rebeldía que posiblemente tuvo un día y las ganas de vivir nuevamente.

Aparentemente el sistema funciona. La belleza americana a la que hace referencia el título de la película y el himno norteamericano se sustenta en modelos de cartón piedra como aquellos a los que aspiran a convertirse los protagonistas. Igual que el color rojo que puede simbolizar la belleza de las rosas (siempre vinculados a los personajes femeninos de la madre o Angela) o el trágico color de la sangre.  No en vano la puerta de la hermosa residencia familiar es de color rojo, aunque una vez cruzada tan sólo reina el vacío. Una vacío que se reafirma con la imagen grabada en video de una bolsa de basura que revolotea ante una muro que, casualmente, también es de ladrillo rojo. Grabaciones que son realizadas por el joven vecino, y que su función resulta similar a la que se pretendía obtener en Sexo, mentiras y cintas de vídeo.

Pero las referencias no quedan ahí y American beauty parece un compendio de las principales producciones que en los noventa han analizado el mismo tema. Desde el Grand canyon, de Lawrence Kasdan a La tormenta de hielo, de Ang lee, con la que, además de mantener una relación en cuanto a su visión desencantada de la vida, se asemeja incluso en la insistente música de Thomas Newman, una variación de la que compuso Mychael Danna. Resulta más evidente, y también más interesante, compararla con Happiness,  la cual ofrece un punto de vista mucho más radical, con lo que queda al descubierto el carácter políticamente correcto de la película de Sam Mendes, avalado por una campaña de marketing que ha conseguido su propósito generando una única corriente de opinión de forma generalizada.

N.A.