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ocho siglos encerrado en un ópalo, un genio del mal vuelve a la vida y se dedica a
conceder, de forma un tanto particular, los deseos que le solicitan quienes se lo
encuentran a su paso. La joven Alexandra, causante de la vuelta a la vida del genio, se
convierte en su objetivo, por lo que deberá hacerle frente pensando muy bien cuales son
los deseos que le tiene que pedir. Djin es una nueva criatura del mal que pretende reavivar a
finales de los noventa el éxito que en los ochenta consiguieron Jason (Viernes 13)
o Freddy Krueger (Pesadilla en Elm Street), pero el reto es un tanto difícil. El
propio Wes Craven, productor de la película, debería ser consciente de ello en un
momento en el que parecen funcionar mucho mejor las autoparodias del género en la línea
de Scream, que él mismo ha dirigido. Tal vez, por tal motivo, en la película se
producen sendas apariciones como secundarios de los actores que encarnaron a la temibles
criaturas antes mencionadas dando la alternativa a este Djin que, casi con toda seguridad,
no alcanzará la popularidad de sus predecesores. |
